
«APRENDIENDO DE LOS MEJORES«
Aún con los coletazos del último U.S.OPEN que supuso el 19º Grand Slam para Rafael Nadal, me gustaría transmitir algunas reflexiones de porqué el jugador español es una bestia competitiva y qué podemos aprender de él.
Que nos guste competir o que nos enfademos de manera desproporcionada cuando perdemos un partido o cometemos un error no significa exactamente que seamos competitivos. Y es que ser competitivo es otra cosa. Ser competitivo va de lo que hace Nadal. Va de “agarrarse a la pista” cuando las cosas no van como nos gustaría que fuesen. Va de entender que el error forma parte del juego y de que no somos perfectos, va de aceptar que los árbitros, a veces, se equivocan, de afrontar los momentos difíciles con la mejor actitud,…Ver la final del U.S.OPEN 2019 entre Nadal y Medvedev y escuchar algunas de las declaraciones del jugador español durante las dos semanas de torneo es como cursar un Master de cómo competir. Nunca podremos jugar como Rafa, entre otras cosas porque cada deportista es único y tiene unas características propias y diferentes al resto, pero sí que podemos aprender a interpretar y encarar las situaciones difíciles como él lo hace. Sin duda, es algo que no solo nos hará mejores deportistas a nivel individual, sino que nos hará más fuertes como colectivo cuando formemos parte de un deporte de equipo. A continuación, trataré de explicar de manera resumida, algunas de las estrategias que utiliza Nadal para gestionar situaciones que a otros se les hace tan cuesta arriba, y que con entrenamiento también podrían hacer suyas:
• Todos los puntos para él son igual de importantes. De esta manera, cuando llegan los momentos decisivos de los partidos no tiene que hacer nada especial ni subir una marcha más a su nivel de juego. El partido simplemente lo compite desde el primer punto hasta el último. Como dijo Jordan Spieth, jugador estadounidense de golf, cuando le preguntaron en la rueda de prensa posterior a ganar el Master de Augusta del 2015 sobre cómo había sido capaz de gestionar la presión en los últimos hoyos del torneo, “ALL MOMENTS ARE GREAT MOMENTS”.
• En las situaciones que escapan a su control no transmite desesperación o enfado porque sabe de la importancia de mantener un lenguaje corporal poderoso en los momentos de dificultad. Le cantan un “warning” en el primer juego del partido y ni se inmuta. Le cantan un segundo “warning” en el quinto set cuando se está jugando el partido y no se queja, dirigiendo toda su atención a lo que tiene que hacer en el siguiente punto. De manual.
• Acepta las molestias que pueden aparecer durante el partido sin lamentarse por ello porque sabe que no sirve de nada.
Situémonos. Cuartos de final. Al acabar dicho partido afirmó públicamente que de lo que más orgulloso estaba era de cómo había aceptado dicha situación. Siguió jugando con lo que tenía. Quizás no estaba en las mejores condiciones físicas, pero sabía que poner el foco en las molestias no le favorecería.
• Sabe que los errores forman parte del juego. Cuando falla no se queda en el sitio pensando en lo que pasó. Se va del error. Es humano, no perfecto.
• Cuando el rival pasa por una fase de buen juego, sigue en la lucha esperando su momento porque sabe que todas las tormentas acaban por amainar. Toca resistir y agarrarse a la pista.
• 0 expectativas sobre cómo se desarrollará el partido. Los partidos no se acaban cuando uno quiere. Duran lo que duran. Cuando iba dos sets arriba y 4-2 a favor en el tercer set y perdió esa ventaja, no empezó a pensar en lo cerca que había estado de cerrar el partido y en la oportunidad desaprovechada. Sabe que los partidos se acaban en el último punto y que hay jugarlos/pelearlos hasta el final. Está preparado para todo.
• Se carga de energía positiva con cada punto conseguido…y no se llena de negatividad cuando los pierde, lo que le ayuda a mantener su estado de ánimo equilibrado incluso en los malos momentos.
• Se activa tras cada pausa. Hace un esfuerzo consciente por moverse con energía al levantarse de la silla de cambios o dejar la toalla en la esquina, especialmente cuando menos le apetece, lo que le permite mantener su nivel de activación/excitación en un estado óptimo.
• Y no se compara con los demás. Ha decidido escribir su propia historia. Hace su camino sin importarle lo que hagan el resto de rivales porque sabe perfectamente que estar pendiente de aspectos que no puede controlar, además de restarle energía, genera una presión extra difícil de soportar.
Quizás no todos tengamos el talento y los recursos físicos que deportistas TOP como Nadal tienen, pero sí que podemos aprender mucho de ellos para intentar convertirnos en nuestra mejor versión. Recordemos que ganar no es algo que dependa exclusivamente de nosotros pero todos podemos adquirir el compromiso de que al final de cada competición en la que participemos tengamos algo que celebrar, haber sido fieles al deportista/persona que queremos ser, a los valores con los que nos identificamos, independientemente de las circunstancias.
Libro recomendado: “The Champion´s Mind: How great athletes Think, Train and Thrive” de Jim Afremow