
El Grupo está de luto por quien fue su primer coordinador y director deportivo, un adelantado para su época, que forjó sus conocimientos técnicos como integrante de la tercera promoción del Instituto Nacional de Educación Física de Madrid.
Por encima de todo, fue un apasionado del deporte y, por encima de todo también, lo defendió como motor de una sociedad en la que el Grupo fue parte principal de su espíritu. Siempre con la evolución como bandera, puso una ejemplar constancia a disposición del trabajo.
Durante sus muchos años en Madrid, como director deportivo del Comité Olímpico Español, el Grupo tuvo la sana sensación de disfrutar de un embajador en el epicentro del deporte de nuestro país: un grupista orgulloso de serlo y de llevar a nuestro club en su corazón.
Su contagioso dinamismo se conjugaba a través de una sólida formación, que con él sedimentó el inicio de una manera de entender la práctica deportiva y la competición en nuestra sociedad. Buena parte de nuestra estructura es heredera de su extraordinaria impronta vocacional, en la que volcó siempre su ánimo magistral.
Nunca dejó de ser un enseñante del deporte. Profesor colegial en la Inmaculada, preparador físico de los equipos inferiores del Sporting y director general de Deportes del Principado de Asturias fueron algunos de los pasos previos a desplazarse a Madrid para vehicular durante tantos años el corazón del deporte español. La suya fue siempre una labor técnica. Por eso quienes políticamente estuvieron en su esfera superior no quisieron renunciar nunca a sus servicios.
Se nos ha ido una extraordinaria persona que ha pasado a ser una leyenda de la dirección y de la formación deportiva. Descanse en paz un grupista, un gijonés que deja tras de sí una vida de enseñanza y estela de justo reconocimiento.