
El Abad, Adolfo Mariño, destacó “Hay muchas coincidencias entre el Grupo y Covadonga, el Arraigo el nombre de este encuentro con Pelayos y Covadongas, le reconoce por lo arraigado de sus valores, de su generosidad, de cuidar de mayores y de pequeños. Lo mejor del Grupo es que se proyectan en el futuro mirando al pasado. Soñando con un futuro halagüeño y prometedor. Cuando uno llega al Club se siente bienvenido, fuisteis los mejores anfitriones cuando os visité y pude comprobar como nuestra Santina está siempre presente, empezando por un lugar destacado en la entrada, en un cuidado jardín, está la Virgen con la mirada serena y dulce antes las idas y venidas multitudinarias de los socios. Sois un ejemplo de compromiso, valores, solidaridad y esfuerzo. Todos los años, desde hace 27 venís a Covadonga en familia. Este Grupo es de los más grandes, que no grandones de España, en número de socios, de terrenos, de deportistas federados. Que la Virgen os siga iluminando, sois los mejores embajadores de una ciudad emprendedora y bella que es Gijon”. El Abad entrego un diploma al presidente reconociendo los méritos del Club y una escultura muy especial de la Virgen de Covadonga.
Antonio Corripio, presidente del Grupo, acompañado por una nutrida representación de los veteranos del Club agradeció el reconocimiento:”Muchas gracias, Abad, por sus palabras, cargadas de bondad y cariño hacia nosotros. Como buenos gijoneses, los grupistas nos sentimos profundamente asturianos, que es lo mismo que decir que albergamos a la Santina al cobijo de lo más profundo de nuestros corazones. Es precisamente una imagen de nuestra Señora la que preside y da la bienvenida a la entrada de nuestras instalaciones a cuantos nos visitan. Es parte de nuestro orgullo, del que nos supone llamarnos Real Grupo de Cultura Covadonga.
Se trata del mismo orgullo con el que cada año venimos a este lugar de santidad para realizarle una ofrenda. Sin distinción de edades, sumando ánimos y anhelos, los grupistas salimos desde Gijón ascendiendo por los caminos que nos guían hasta estas montañas. Son las que más cerca están del cielo. No porque sean las más altas, sino porque es donde el cálamo de la historia más acerca la expresión de sus sentimientos al romper del agua sobre la piedra con un sonido que se convierte en estruendo para agradable sorpresa del peregrino. Así es Covadonga. Así es este Real Sitio al que hemos aprendido a querer como una segunda casa.
Llegamos siempre con nuestra bandera al frente. Sus formas y sus colores proceden de la enseña marítima de todos los asturianos. Sabe a mar. En ese peregrinar traemos con nosotros esa brisa limpia del Cantábrico que tanto gusta a la Santina. Los grupistas lo sabemos. Como también sabemos que cada vez que llegamos hasta aquí, hinchamos nuestros pulmones del sentimiento más puro que emana de estas montañas.
A la Santina le gusta vernos llegar. También lo sabemos, y que traigamos con nosotros a nuestros hijos, como antes nos trajeron a nosotros nuestros padres. Son herencias recibidas, que preservamos con todo nuestro cariño como esencia de un espíritu grupista que se sustenta en los valores del deporte. No queremos que nuestros deportistas simplemente venzan. Queremos que sepan competir en busca de esa victoria, y que lo hagan siempre con lealtad, solidaridad, respeto y compañerismo.
Los grupistas no necesitamos de excusas para venir aquí, pero es cierto que aprovechamos cuantas ocasiones nos son posibles para hacerlo. Por eso agradecemos infinitamente que os hayáis acordado de nosotros en la celebración de esta jornada de Arraigo, a la que nos sumamos colmados de felicidad y horados por tan agradable invitación, en la que nos fundimos entre las Covadongas y los Pelayos que, con sus nombres, exaltan esta tierra de verdor.
Hacemos votos de futuro para que esta celebración continúe. Que el Arraigo arraigue. Este es un acto que sabe a emblemático, que tiene solemnidad, pero también esa sensible cercanía de lo que nace en sí mismo, en su propia naturaleza. A tan maravillosa idea queremos sumar los grupistas el mejor de los deseos de futuro.
En el Grupo celebramos ahora los 50 años de la colocación de la primera piedra de nuestra actual sede central, las instalaciones que entonces se denominaron Grupo 2000 y que supusieron todo un hito histórico para el multidisciplinar mundo del deporte en nuestra región.
Como parte principal de la colocación de esa primera piedra, se generaron unos relevos con la imagen de la Santina, obra de la escultora Cristina Carreño: una pequeña figura que reciben los socios durante nuestras más emblemáticas celebraciones. El primer relevo estuvo a cargo de José Luis Rubio. El punto de inicio se hacía evidente. Fue la Gruta, la Santa Cueva, donde a pies de la Virgen, el entonces Abad recibió un banderín conmemorativo de manos del presidente de la entidad, Jesús Revuelta. El último relevo lo protagonizó Antuán Sánchez Mondéjar.
Ninguna de las personas citadas está ya entre nosotros, como tampoco muchos de los relevistas, chicas y chicos que dejaron en cada una de sus zancadas la pisada de un recuerdo imborrable que ha quedado para la historia de nuestra entidad.
Con motivo de esta efeméride, Janel Cuesta, que lo ha sido prácticamente todo en nuestra entidad, y que es también fiel garante de que no se olvide nuestra historia, rescató un delicioso episodio, que paso a trascribir tras tomarlo de la prensa y que no encuentra mejor eco para recrearlo que estas paredes:
«En aquel agosto de 1969, la joven escultora Cristina Carreño se presentó en el ‘viejo’ Grupo de la calle del Molino portando una original imagen de la Virgen de Covadonga que, por iniciativa del vicepresidente César Álvarez Telenti, había modelado con barro del monte Auseva para que fuese colocada sobre la primera piedra del nuevo recinto en Las Mestas, que el presidente Jesús Revuelta había bautizado como ‘El Grupo 2000′».
Jesús Revuelta, nuestro visionario presidente por entonces, y el directivo Braulio García, se nos marcharon al poco tiempo víctimas de un accidente de tráfico.
No obstante, estoy seguro de que la Santina, a la que nada se le escapa, ha hecho que todos ellos, de alguna manera, estén hoy con nosotros, compartiendo desde su estela el gran legado de historia que nos dejaron, cuajada de logros y de profundos sentimientos. Es nuestra epopeya, la épica grupista que tanto nos gusta escribir siempre con la complicidad de la Santina, nuestra patrona, reina y señora.
Los grupistas tampoco necesitamos de excusas para honrar a la Santina. Lo hacemos aquí, lo hacemos en Gijón y su nombre está siempre allá donde vamos.
Todos nuestros deportistas la llevan consigo como parte principal de su espíritu donde quieran que compiten, sea en canchas, ríos, tatamis, gimnasios o piscinas… En Gijón, en otros puntos de Asturias, de España o en cualquier rincón del mundo… y no sólo con su nombre escrito a las espaldas de un chándal. Es mera sensibilidad materna.
Lo dije anteriormente, los grupistas nos sentimos orgullosos de nuestra Santina y de ser asturianos, de formar parte de un pueblo como el nuestro, que se abre a los demás desde el respeto y la conciliación, en el que Covadongas y Pelayos hacen serpentear por estos valles y vegas una forma de ser y de sentir, alegre y servicial.
En esta España que en algunos casos se despega, aquí, en su cuna de verdor, los grupistas, respetuosos y defensores de la esencia de nuestra tierra, mostramos nuestra alegría por poder estar hoy aquí, por poder honrar una vez más a la Santina y por poder mostrar nuestro agradecimiento por este honor que hoy se nos ha concedido, a la vez que proclamamos una y un millón de veces que viva la Reina de nuestras montañas”.